En el Día Internacional de la Mujer se conmemora la lucha femenina por el acceso a los derechos, este año quizá tenga más relevancia por el contexto político Nacional donde por primera vez las candidaturas a la presidencia de la República son en su mayoría de mujeres. Se hace necesario analizar la participación política de las mujeres en La Laguna.
En el 2021, el Archivo Histórico de Torreón publicó el libro Grandiosas, un conjunto de ensayos sobre género e historia de las mujeres en Torreón. En él se relata el legado de las mujeres laguneras en la historia política, sus contribuciones en la fundación de la ciudad de Torreón (María Luisa Ibarra Goribar, madre de Torreón), la lucha por el derecho al voto (Hermila Galindo, la lucha por los derechos de las mujeres) y su participación en el activismo político, solo por mencionar algunos.
Uno de estos ensayos destaca que, desde la instalación del primer ayuntamiento de Torreón, en 1893 y hasta la fecha nunca se ha contado con una alcaldesa, a diferencia de otros municipios de la Laguna como lo son Gómez Palacio y Lerdo. (131 años) La participación de la primera mujer en el cabildo de Torreón se da en 1983, 90 años después de la instalación del primer Ayuntamiento de Torreón. Tiempo después se designó a una mujer como directora general de una dependencia o institución del gobierno municipal. Generalmente se les contrataba para atender los cargos de bibliotecas y después Cultura.
Las mujeres siempre han luchado por su lugar en la vida política, desde su participación en el movimiento urbano popular, en la organización ciudadana, como la participación de mujeres de clase media en la lucha por la defensa al voto y derechos ciudadanos. Parece irreal recordar que, en México, hace 70 años no se reconocía el derecho a las mujeres de votar y ser votadas. El sufragio efectivo se da en 1847 cuando se aprueba el Acta Constitutiva y de Reformas de las Bases Orgánicas de la República Mexicana, pero es hasta 1953 que es reconocido para las mujeres, este derecho y hasta 1955 se llevaron a cabo elecciones federales.
Este desface en el tiempo nos acerca a entender por qué existe una desventaja en la participación política de las mujeres. Pero ¿es esta la razón por la cual hay pocas mujeres en puestos de alta responsabilidad?
Por una parte, se tiene Inequidades en la asignación de funciones sociales basadas en criterios de sexo. Es decir, la noción de que la política es un ámbito especialmente apropiado para hombres e inapropiado para mujeres.
Otra interpretación de esta baja representación femenina en la vida política está en la discriminación y los límites que ponen los partidos y la estructura estatal al ascenso de las mujeres. Desde la opinión de las legisladoras, consideran que, para llegar a los puestos, a ellas se les exige más que a los hombres, deben tener mayor capacitación, demostrar que tienen un nivel educativo más alto, más disponibilidad de tiempo y movimiento, en síntesis, demostrar que eres mejor en todo. Aun con todos estos atributos, las propuestas que se hacen rara vez son tomadas en cuenta y en muchas ocasiones provocan burlas, bromas sexistas y menosprecio. En algunos casos.
Uno de los logros de la lucha de las mujeres por sus derechos se traduce en acciones afirmativas. Hablamos de:
- Cuotas de género. Es una medida concreta en el ámbito internacional, se propone como un mecanismo sólido que garantice la efectiva integración de las mujeres a los organismos de decisiones y las instancias de poder, mediante porcentajes mínimos de participación femenina. (En 1996, en México se fijó un límite de 70% de legisladores de un mismo género y en 2007 se estableció que las candidaturas para integrar el poder legislativo debían de componerse, cuando menos, de un 40% por personas de un mismo sexo).
- La paridad, hace referencia a la total integración “No se trata únicamente de cubrir una cuota mayor de cargos políticos a favor de las mujeres, sino de reconocer y respetar, de manera efectiva y en un sentido amplio, la igualdad entre mujeres y hombres. La democracia paritaria va encaminada a garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres en la toma de decisiones.
El desafío en La Laguna es reducir las brechas para que las mujeres también puedan acceder a puestos de poder, no determinados por el género y sí determinado por sus capacidades y su preparación profesional.