Autor: Talía Romero

Las necesidades de desplazamiento humano en los centros urbanos de México y el mundo han adquirido un lugar protagónico en la agenda de gobiernos locales y organizaciones ciudadanas. Las metrópolis [zonas urbanas cuyas dinámicas sobrepasan límites administrativos hacia otras municipalidades] han crecido en población y complejidad, acentuando especialmente las problemáticas no resueltas en movilidad y transporte.

Las opciones de transporte motorizado y no motorizado, particular y colectivo que ofrece actualmente la Zona Metropolitana de La Laguna a sus habitantes, no son producto de planeaciones estratégicas sostenibles, sino de inercias demográficas, políticas y económicas que han crecido al margen de las necesidades de los usuarios. En este sentido, el proyecto del Metrobús Laguna ofrece la posibilidad de comenzar a dar respuestas articuladas a problemáticas de desarticulación.

Tras la reciente visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a la ciudad de Gómez Palacio, y la aparente cancelación del proyecto en La Laguna de Durango, el debate público sobre el tema ha girado principalmente en dos vertientes: la necesidad de conectar la zona urbana, y las deficiencias en la construcción de la obra del lado de Coahuila. Mientras que la necesidad de éste o un proyecto alternativo que se conecte con el avance que ya lleva la obra es innegable, la ejecución requiere del interés ciudadano y la operación de controles de los respectivos gobiernos estatales para vigilar una implementación eficaz y exigir transparencia en la aplicación de los recursos.

Independientemente del intercambio de declaraciones de autoridades involucradas, en Metrópoli Laguna creemos necesario un análisis técnico y colaborativo para evitar un carpetazo final al esfuerzo de conectar las ciudades a través de este proyecto. El análisis debe partir de las condiciones actuales de la obra, pero sobretodo de las necesidades cotidianas de la población. El tema del transporte colectivo impacta no sólo el bolsillo de sus usuarios, sino sus tiempos de traslado, sus posibilidades de empleo y educación, su salud… en resumen, hablamos de la calidad de vida y posibilidades de desarrollo humano, social y económico para la ciudadanía metropolitana.

La Zona Metropolitana de La Laguna presenta retos especiales con respecto a otras metrópolis del país calificadas con mejores índices de competitividad, en cuanto a que no sólo confluyen distintos municipios en ella, sino que dos entidades federativas operan administrativa y políticamente en el territorio de nuestra región. Además, el gobierno federal cuenta entre sus ámbitos de competencia con ciertas atribuciones en el ordenamiento territorial y la gobernanza de zonas metropolitanas. En este escenario, al que Metrópoli Laguna pretende sumar un componente ciudadano organizado, las decisiones de impacto metropolitano requerirán de un alto nivel de madurez política y capacidad técnica de los actores involucrados para construir planteamientos sostenibles en movilidad y todos los demás temas metropolitanos.

AGUA, SALUD O TRANSPORTE

Al calor del evento multitudinario que recibió al Presidente en Gómez el domingo pasado, las manos se alzaron para elegir agua y salud sobre transporte urbano. Como he compartido en colaboraciones anteriores, las soluciones a las problemáticas de La Laguna tendrán mayores posibilidades de impacto económico y social en la medida que logremos plantear propuestas reconociendo la interdependencia de todos los ámbitos. Observar la realidad a través de lentes sistémicos nos permitirá comprender que los problemas de salud, agua y movilidad están relacionados, y que sólo desde este enfoque podremos dar soluciones integrales, no excluyentes, que se sostengan al paso del tiempo.

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