El Talón de Aquiles lagunero es la unión. Pero su fortaleza… también.

Primero un poco de futbol: cuando un amigo tlaxcalteca llegó a la Comarca por motivos que ni él mismo comprende aún, fue invitado a presenciar un juego del Santos Laguna (cuyos pañales se lavaron originalmente en Tlaxcala, por cierto) y entre las cosas que le sorprendieron de esa calurosa tarde en el estadio fue que había cuatro o más grupos de animación. Un equipo, me dijo, y muchas porras, ¿por qué no hay una sola y más fuerte? Desde entonces, cada vez que puede, me dice que hasta en las porras es difícil unirnos por estos lares.

Ahora un poco de beisbol: en los albores del siglo XX, al poniente de la ciudad de Torreón, entre talleres de producción, casas de obreros, almacenes de semilla de algodón y bajo el latigazo permanente del sol, se trazó el diamante beisbolero que sería la casa de la novena beisbolera de la fábrica La Unión: Unión Laguna. Recordemos que, sobre la puerta principal de ese bullicioso complejo de producción, y de actividades sociales y deportivas, sobresalía el escudo de la fábrica con la palabra que le daba hogar e identidad: Laguna.

Ahora un poco de Francisco I. Madero: ya lo he escrito en alguna otra columna, pero viene a colación por el tema de esta. Con la intención de solucionar el conflicto entre ribereños de arriba y usuarios del agua en el Valle, el Apóstol de la democracia intentó propiciar un acuerdo que a todos dejara satisfechos. Fracasó. Y lo sabemos porque dejó escrito, luego de esta difícil experiencia para él, palabras harto hirientes: «qué difícil es unir a los laguneros». Y lo dijo quien habría de unir al país en la revolución de mil novecientos diez.

Antes de abundar en el tema de la columna, y para alinear el entendimiento, vayamos a una de las versiones que explican el origen de la debilidad que Aquiles tenía en su talón. Cuentan que cuando Aquiles nació, Tetis intentó hacerlo inmortal. Para tal efecto, lo sumergió en el río Estigia. Pero no todo su cuerpo quedó cubierto por la corriente, puesto que su madre lo había sostenido por el talón, mismo que se convirtió en el único punto vulnerable de su hijo. Y sucedió que, durante el asedio a Troya, Paris mató a Aquiles al clavarle una flecha envenenada precisamente en el talón. Por eso a la parte vulnerable de algo o alguien, se le refiere como su «talón de Aquiles».

Regresemos al tema. Pudiera parecer por múltiples ejemplos en la historia comarcana, que uno de los deportes locales favoritos es buscar la manera de provocar la divergencia al grado de generar ruptura. Desunir, pues. No estoy planteando que no se deban tener ideas propias y disentir, al contrario, si no hay debate e ideas contrapuestas, no puede darse la unión, sino, en todo caso, el consenso. La unión para que lo sea debe ser producto de la confrontación de ideas, pero colocando a la razón sustentada en la ciencia, el conocimiento, la experiencia y, en ocasiones, la esperanza como base para tejer el compromiso desde la unión.

El mito de Aquiles ha sido repetido cientos de veces centrándose en la debilidad, en la vulnerabilidad del talón y, por lo mismo, en el temor a perecer por vía de dicha fragilidad. Sin embargo, no debe perderse de vista la otra gran parte del mito. Las fortalezas de Aquiles.

Las fortalezas de La Laguna han sido siempre cimiento para nuevas etapas. Si esta región ha sido capaz de crearse nuevas condiciones de desarrollo cuando todo lucía gris es porque ha construido sobre sus fortalezas. Cuando el algodón dejó de ser el cultivo y actividad sobre la que giraba el comercio e industria local, paulatinamente fue creciendo la producción láctea, precisamente aprovechando las redes de proveeduría, servicios, capacidades técnicas y conocimiento agrícola que la actividad algodonera había conformado. La nueva actividad dinamizó la economía regional y no solamente se ha colocado como una de las más productivas del mundo, sino que ha propiciado, por ejemplo, que la investigación aplicada haya desarrollado tecnología para esa actividad que hoy llega a varios continentes, gracias al ingenio creativo del trabajador local y la capacidad empresarial.

Hoy la fortaleza regional está en la diversificación de su actividad productiva. Propiciar nuevos ejes productivos que aprovechen las redes, industrias, capacidades técnicas que ya tiene desarrollada la región, es el reto. Hacerlo de manera sustentable, es la única vía.

Habrá quien persista en ahondar sobre el talón de Aquiles. Lo cierto es que el futuro lo construirán quienes finquen sobre las fortalezas.

@letrasalaire